miércoles, 27 de febrero de 2008

Alicia Lozano Mascarúa

Fuego
I
Quien sabe por qué las cosas sucedieron de esta manera. Me encontré y pude amar. Se encendió mi fuego, otra vez. Es un caldero hirviente, fluye, lo siento vivir y se esponja como frágil medusa. La misma palabra, la sensación es otra. El fuego sube. Hormiguea en el bajo vientre y se instala ahí por un rato. Algo se cuece en la cocina que se había convertido en desván. La puerta se abrió y volvió a cerrarse. Grito y escupo. Se expresa. Y no molesta. Es. El fuego vive, abajo y adentro. Nostalgia de perderlo. No lo quiero pensar, no lo quiero decir, sucede. Y cuando una lo busca, no sucede.

II
Mis ojos se humedecieron y vibró mi alma esta tarde en el rincón del misterio. Casi no le di tiempo. Necesitaba aprovechar el chorro de la fuente que brotó anoche cuando vigilaba la vigilia dolorosa de mi madre. Mi madre, la muñeca rota, Simone de Beauvoir y todas las mujeres. Tan muñecas, tan rotas. Este fuego que hiere y abre es arma de dos filos; punza, desgarra, solloza. Todas las mujeres hemos sollozado, y también algunos hombres cuando encuentran a Dios o se pierden a sí mismos. Cuando verdaderamente se pierden. Porque nosotras vivimos perdidas hasta que nos encontramos. Se llama el camino del sentido contrario. Todo es contrario.

III
Y para perdernos nos encontramos. He aquí lo contrario. Mi fuego se ha hecho líquido y sube, sube, sube, alcanza la garganta. No se ha perdido. Mi fuego es una caldera; máquina y recipiente, vasija, florero, platón de frutas, sartén, ollita de barro, cerámica torneada a fuego azul. Mi fuego es también una fuente, y, por qué no decirlo, una chimenea. Mi fuego líquido se convierte en aire. Guardo orgullosa la sensación del fuego. Orgullo de ser, completa, indivisa. Porque mi fuego es una pregunta que no permite el olvido. Es también memoria de la tierra. ¡Sucedió hace tanto tiempo! Sucede ahora. Dura lo que dura.

IV
Hoy amé tanto. Hoy me amé, como anoche amé a mi madre doliente. Hermosa muñeca herida a la que el Espíritu despierta y se hace digna frente a otro gran dolor. Mi madre es también mi hija. Ese es el misterio. Ojos asombrados, carne gimiente. Pero todavía no llora mi pequeña madre. A los setenta años vive su pregunta.

V

El fuego, mi fuego, se ha vertido
es un fuego lento que madura a la mujer que lo acepta;
un compañero noviolento, un pájaro en llamas,
que anida desde ahora en mi corazón.




SEPTIEMBRE


Septiembre se ha deslizado en un tobogán de símbolos caídos.
Tengo nombre y soy hija de mi madre, la heroína.
Nadie quiere tirar las flores marchitas de los encuentros del tiempo.
Hay que comer ese bocado sangrante. La tierra es redimida.

La voz interminable de mi madre, pronunciándose, desmenuzando su historia sin tregua, inventando hechizos en los rincones, esperanzas de niña, de cuando no sabía de la fiesta y de su sacrificio: la cuna, el jardín, la huida, los golpes, el polvo y el regreso, para partir de nuevo, al centro de sí misma.

Mi madre canta como cantan las mujeres musulmanas, lengua y vibración en el desierto, llorando bajo el peso de ropajes y metales los hijos perdidos, los silencios, la violencia del conocimiento, el amor forzado, vulva rota, carne hinchada, cicatrices del oprobio cotidiano. Miradas vueltas hacia adentro.

Mi madre retoma las riendas y equilibra la balanza.
Se saca una a una las saetas. Me devuelve las entrañas.
Tengo nombre y soy hija de mi madre.
Septiembre, un grito atroz en el desierto, para llorar la pérdida y el miedo.
Para llorar también este reencuentro.
Alicia Lozano Mascarúa es originaria de la ciudad de Puebla, aunque ha residido también en el norte y otros lugares del centro del país, así como en el extranjero. Estudió comunicación, educación y medios masivos con perspectiva de género en México e Inglaterra, y ha trabajado con la escritura íntima de las mujeres en talleres y asesorías literarias. Sus publicaciones giran en torno a los temas ya mencionados, en particular sobre representaciones de género en el cine. En los últimos años ha editado un poemario “Fuego de Agua” y algunos poemas sueltos han aparecido en revistas de México y España, así como en la Antología de Teatro y Poesía de Editorial Santillana para estudiantes de preparatoria.. Actualmente trabaja otro poemario y textos de biografía poética.