martes, 1 de abril de 2008

Rosa Marafioti

Sé con certeza

Sé que lo intuyes
yo si sé con certeza que se quebró,
que hay un muerto. ¡ Tú lo mataste!
Está quebrado, muerto y sepultado
como reza el credo.
Aquí no habrá resurrección.
Y me devano y me pierdo
adivinando un oscuro devenir.
¿Qué provocó esa rotura irreparable?
Desando el camino recorrido
que fue largo, tortuoso.
Y me detengo aquí, y me detengo allá
y encuentro y revivo infinitos silencios
que se filtran como gotas de veneno
horadando la roca en que me he convertido.
¿Desde cuando?
También fue bello ¡Hubo tantas cosas buenas!
Y me afano en buscarlas y volverlas a buscar
encuentro tan solo esa calma agobiante
presagiando un tornado que se avecina
arrastrando hojarascas, con ellas me volaron.
Sólo oigo infinitos silencios dónde cantos hubo.
Sólo senizas heladas, dónde el incendio fue.
Bebimos el nectar del anfora que se ha quebrado
y se han perdido las dulzuras.
¿Sabes qué la ha resquebrajado?
El estruendo ensordecedor de ultratumba,
las palabras necias.
¡Hubo tantas cosas hermosas!
¡No preguntas! no recuedas.
¿ O acaso es soberbia más que olvido?
Yo sí sé con certeza, que hay un muerto,
y no puedes aceptarlo.


Mi espacio al sol

¡Sí! me gusta el lugar sombreado,
Aunque tomo mucho sol.
El que filtran los cipreses y los trinos,
El de la siesta callado.
Las sombras de noches lobunas
que aúllan a la fortuna
de las almas caminantes, buscando lo perdido
Mi traje de muselina, perfumada con luz de luna.
También oigo lamentos, llantos y ¡Mamáaaa!
y abro los ojos en las sombras,
No hay lumbre en esta casa, no podrán divisar.
Mis manos conservan el tacto, no los puedo acariciar
Descanso infinitamente y recuerdo la labor
que no pude concluir, alguien la habrá de retomar
el libro en mi mecedora, de poemas y coral
una magnolia en sus páginas ¡Amarillentas ya!
¡Ah! y quedaron unas cartas
¿Las encontrarán? los que muy de ves en cuando
me vienen a visitar.
Dejan caer rocío, son perlas de mi collar
Quiero abrirles la puerta y el picaporte no está,
No oyen mis voces mudas, se van.
Son tan espesas las sombras,
Los reflejos que me dejan no las pueden traspasar.
Aquí me han depositado, contraído de congoja
y llorado en el umbral.
Me gusta este lugar, es mi altar.
Aquí, siempre tengo flores y una imagen
De la Virgen de Luján.
No se lo digan a ellos, no los quiero entristecer
Es duro sobrellevar.
El parque esta florecido
la hiedra me alcanza ya, se enreda en mi rosario,
me inunda cual verde mar
las siestas son eternas y al despertar
me cuesta coordinar.
Sé que no es necesario, que eso es vanidad.
Y yo, yo he traspasado el umbral.
¿Llovía ese día? No recuerdo cuando vine aquí a morar,
fue muy largo el cortejo, los adioses, negros hongos
las palomas estrujadas, los sollozos contenidos
No me oyeron qué decía ¡ya ya!
Me gusta este lugar, nadie lo va a usurpar
nada me puede inquietar.
Todo el tiempo y el sol son míos
Hasta la infinita infinidad.



Rosa Marafioti: Sono nata a Limbadi il giorno – 11 – 5 – 1944 – nella prcia de Vibo Valentia, Allora Catanzaro. Emigrata in Argentina, assieme alla mamma Isabella, alle mie sorelle. Amelia e Giulia, arrivata il giorno 20 – 4 – 1954. Come se fosse stato ieri. Amo questa terra, ma sento una struggente nostalgía. Sono sposata, ho tre figli maschi, due sposati, tre nipotini bellissimi. Ornella, Fiorella, e AnnaBella. Nata in Germania. Sono una donna semplice, molto romantica, laboriosa, sono ceramista, ma la mia piú forte passione é sempre stata, la letteratura. O publicato una novella ( María en el Paraíso) anche dei racconti. Una menzione d´onore in poesía ( Instituto Cultural Latinoamericano)
Un “C D Antologico 2006 – 2007”.Non sono professora, sono soltanto, mamma, nonna.