lunes, 31 de marzo de 2008

Alba Brenda Méndez Estrada

Digo que no son sueños

Con la mujer que soy,
he soñado
el trueno de una bala
sobre mi sien.
La bala de la muchacha solitaria.
Los órganos intactos de fuego y vértigo;
buenos y sanos, fueron hacia otros cuerpos,
trasplantados.
Todos intactos, menos uno:
el cerebro.
Verás sus ojos en otra joven, me dijeron;
aspirarás olor de sus humores desde otra piel, quizá.
Sano riñón,
hígado limpio, vesícula de amargos jugos:
vivirán.
Soñé y eran mías
neuronas, nervios muertos y
vivo, el corazón entero de la muchacha de dieciséis.
(sueño el cuchillo que me atraganta,
miro el rasguño; es uno sólo y cubre
mi piel entera)
Junto a la joven de dieciséis camino.
Que no es un sueño digo cuando de niñas, adolescentes, madres, ancianas, hermanas mías,
junto pedazos
y me despierto, y quiero,
quisiera, sonreír al verme,
yo que a veces,
voy
en el cuerpo de sus fantasmas.


MUJER

Esta mañana camino de puntitas
por la calle.
Temo pisar la sangre derramada,
sangre como la mía; mía casi. Y nuestra.
Derramada de noche,
destrozado cuerpo femenino.
¿Qué más quedó en el lugar, en la fracción de segundo
anterior al paso de transeúntes?
Te vimos y sentimos como si algún suplicio nos esperara.
Buitres.
Como si fuéramos,
los únicos
esperados
por la muerte.

Mujer,
digo que no hay agua capaz de borrar del futuro
esta huella,
tu sangre, rastro de la Creación
y digo: tu agua
no es para lavar las manos sucias de nadie.
Tu sangre muda; herida, resiste;
borbotea hasta las gargantas.
Habla a todos los tímpanos. Y resistimos nosotras,
desde aquí resistimos
al verte en el centro
del horror.
No hay voz más profunda que tu silencio.
Y saldremos al encuentro del día siguiente, de la tarde;
así, vulnerables,
mientras tu vida, divina gracia; tu muerte anti-natura pide, busca
otro modo de ser;
sí, Rosario Castellanos, María, Antígona, Casandra,
Sí, Claudia, Elena, Blanca,
otro modo de morir y de vivir.

Alba Brenda Méndez Estrada (Caborca, Sonora, 1951). En su estado natal estudió Literaturas Hispánicas en la Universidad. Egresada de la Normal Superior de México, ejerció la docencia 28 años. Casa de la Cultura de Sonora, le publicó en 1989, el poemario: De cierta palabra. La UNISON, en 1998, el libro de poemas No quiero ser quien cuente y en 2007, Ed. Garabatos, Olaí: Ser del Tiempo, poemas.