martes, 4 de marzo de 2008

Teresa Gómez

Licor y chocolate

De haber sabido que vendrías,
No me hubieran retrasado
Ignorantes desconocidos
Que no sabrían gozar de los esplendidos banquetes
Con los que nosotras –extranjeras-
Gustábamos de recibir a los audaces.

Con urgencia,
Me hubiera afanado en hacer acopio de víveres
Y prender las antorchas de la nave
Para que nuestro timonel
-empujado por el viento del norte-
Nos condujera, como estaba pactado,
Desde Ítaca
Hasta la isla de Manhattan.

De haber sabido que vendrías,
Hubiera escrito versos
Y compuesto canciones
Para cantar contigo
cuando la noche pone seda y fuego
Donde pitas y adelfas
Parecían
las únicas amarras del destino.

Hubiera detenido minutos
y segundos
En la cuchilla azul
de la luna creciente
Para entregarte risas
y palabras contadas
y ritmos
y perfumes
y aromas
y armonía
y memoria
y adornos
y fragancias
sabores
esencias
visiones…
Las consignas que ardieran desatando tus sueños,
Los silencios de fuego,
Los silencios de hielo…
El galope tendido que arrollara esperanzas,
La soledad que –a veces-
Anegara los diques de todas las promesas…
Licor y chocolate,
argucias
frente a la sombra del abismo
que tantas noches nos avivara el miedo,
poblando los confines donde habitan tristeza y desaliento.

Con destreza,
Hubiera navegado
las rutas que delfines señalaran,
Y ni redes
ni escollos
ni algas
ni arrecifes
hubieran desatado aquella furia
que partió como un rayo el horizonte
y se agolpó en tu playa.

Con astucia,
Hubiera proyectado mi rumbo
Para conducirte sin demora
Hasta los territorios
Donde
Ni tedio
Ni miseria
Ni vejez
Pudieran hallarnos.

Hubiera construido refugios
En lugares seguros
-sobre los acantilados-
Donde ni sombras milenarias
ni terroríficas criaturas
pudieran acecharnos.

De haber sabido que vendrías
Me hubiera entregado a la embriaguez
De las tardes de plata,
de cobalto
y azufre
cuando las emociones –como barcos-
navegaban sin rumbo
por tu espalda mojada,
Cuando los barcos –como peces-
abordaban tu risa
Izando como un mástil la esperanza,
Cuando los peces –como sueños-
Se deslizaban sin cuidado
Por la escarpada línea quebradiza
De un destino de cerros y de islas.

Teresa Gómez. Nacida en Granada en 1960. Subasta en mi ventana publicado en la colección Cuadernos del Vigía, es una selección de poemas tomados del libro inédito Plaza de Abastos. La Antología La otra sentimentalidad de la Fundación José Manuel Lara, recoge una amplia selección de poemas suyos.