lunes, 31 de marzo de 2008

Alejandro Pedraza Piñeros

Espiritual


Caídos ya, en el fondo del abismo
sin amor, en negro lecho tendidos,
con la fe puesta en el placer que da la carne;
tranquilos y seguros por el poder
que ofrece devorar un trozo grande.

Es un paisaje claroscuro, blanco y negro, rojotono
el que pinta el fruto de la ira y su desgarre,
cuando promesas y pactos viables
hilachas y trizas se hacen;

Qué más queda que soñar pesadillas de la sangre,
creer que lo que otro dijo alto y claro es verdad:
que “!es basura la humanidad!”,
que ya no hay verdad,
que existió jamás felicidad.

Que más da, esperanza ya no hay
si ya perdida está la seguridad
de lo que es verdad y algún día se mostró como tal
y sabíase cierta su realidad,
pues se era al creer, de esa divinidad.

Dignidad, honor, amistad, lealtad,
qué será,
si todo se acaba y debe terminar
- según tatuada en la piel
reza la ley de nuestra carne -.

Maldita realidad la del humano terrenal
que anda sin parar
llevado por las tripas tiranas
sed, hambre, ansiedad.

Qué será
lo que dicte su majestad:
perder la ilusión, la serenidad,
paz jamás ya, esperanza, no va más.
Si solo reinas en vida, carnalidad.

Divinidad,
ha de hallarse con hambre y sed
o ahítos de sangre;
esperanza,
ha de encontrarse en un resoplo de la carne
o en una siesta de la tarde.

Porque brilla en nosotros con luz propia otra realidad
espiritual…
una fuerza poderosa que todo nuevo hace,
una fuerza celestial que todo vence,
hasta mi hábil y traidora carne.

¡Viva la muerte!, ¡viva la muerte!
ya no habrá voraz carne,
ya no asesina fraternidad,
atrás su fealdad, traición y oscuridad.

¡Viva la muerte!,
así será lo que silencioso mora en lo profundo de lo escondido,
así será lo que se consiguió adelantarle a la muerte,
al ser espiritual verdad bondad.

Hay varias verdades, todas ciertas,
la de la carne y la espiritual,
en mí y en todos,
en los que amaron, en los que debieron amar
y solo fueron impiedad traición maldad.

Pero, qué más da
hay acaso algo más,
se tiene otra posibilidad,
sólo eso hay
nada se tiene, nada hay.

“Soy tan pobre, qué otra cosa puedo dar”
eco a canto del poeta de bar,
desde ahí y con eso se ha de avanzar,
que la bondad algún día se manifestará.

Y pagará a millón por uno lo bien hecho,
cada lágrima víctima, cada gesto honesto, cada ansia limpia,
destruida y aplastada por la maldad de la terrenal carne.

Por creer, se es espiritual,
por saber esperar a que ese día llegará,
por saber que hay un reino, un mundo
donde el rey es el amor y la reina es la bondad.

Allí se ha de llegar
luego de ser asesinado sin piedad
innumerable cantidad de veces,
hasta la última y final
que derrotó así la carne.

Valiente invento el tuyo carne, sí es que se muere,
tú misma corroes lo que amas, ¡sí es que se muere!,
tú misma destruyes lo que quiere perpetuidad;
valiente invento maldad, al final,
resultaste ser instrumento de la bondad.


Aeronauta

Mujer,
por qué lloras,
a quién buscas,
aun no le tocas.

A dónde vas, a dónde vas,
por dónde reman tus marinos deseos,
imbuida vas en tus secos silencios,
se te ve quién te acompaña.

A dónde vas… dónde tus huellas,
por qué tus pisadas tan lejanas,
tus pequeños píes dónde apuntalan
tan fugitiva mirada.

Libre eres fugaz
y evasiva aun eres anclada;
tus firmes piernas sostienen,
el temor que celosa tu alma guarda.

La repentina brisa juega con tu pelo
y al creer cierta su caricia,
te haces así dicha, pandero, ringlete,
brillas, sueñas, danzas.

A dónde vas, eres tan liviana…
así entiendo por qué, tan pesada es tu carga;
de no ser eso bogarías sin destino,
sin bondadosa esperanza.

A dónde vas estrella del mar
princesa hija del más alto rey;
a dónde, que el libro que escribes andando
será de tu acción constancia.

Tendrás valor para saber
que eres vaso sagrado
y no has sabido contener
el divino amor tan esperado.

Humilde podrás ver
que se es víctima, se es victimaria
cuando silencio cómplice y lisonja
alientan la diabólica dinámica.

Sabia podrás reconocer
que tus heridas ciertas y profundas
amargo fruto son también
de preciosa semilla nunca diseminada.

A dónde vas amiga,
fortalecida está ya así tu alma
que las cosas que pides, buscas y anhelas,
estás ya dispuesta a darlas.

Es así que en justicia
mereces ser saciada,
pues sembrando has recogido
lo que sedienta busca tu alma.

Lo sé, querida, se te ve…
estás extenuada;
mira mi rostro, qué ves
también cansada está mi alma.

Se vierten los sinceros fluidos internos,
por las fisuras que abre el desamor,
corren por profundos surcos de dolor,
el de uno y el de dos.

Se clama por un vaso puro que recoja tan sublime sustancia,
aunque fácil se olvide en el horror
que por otros surcos se escapan también
los honesto líquidos de otras sustancias hermanas.

De mañana en la acera frente al pasaje san Rafael
junto a un encelado caballo de bronce;
andando a prisa vi,
a una hermosa mujer.

Caminaba
… y no lo parecía,
iba alegre surcando las aguas
con el viento en sus mejillas.

Iba muy sola
…y no lo parecía,
iba consigo misma
como devanando los pasos.


Alejandro Pedraza Piñeros, Escritor. Poeta. Conferencista. Investigador. Editor de revistas, libros y folletos. Humanista promotor del desarrollo humano y de la familia. Publicista – Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Fotógrafo publicitario. Reportero gráfico. Organizador de certámenes.
Casado, nació en Bogotá D.C. el 30 de septiembre de 1964.