lunes, 25 de febrero de 2008

Saúl Arellano O

A una mesera

Sospecho que me paso
Así es, lo puedo ver
Esos vivos y luminosos colores

También puedo sentir como las larvas
Crecen y abandonan sus capullos que existen dentro de mí
Revoloteando sin cesar
Hasta que su luz las abandona

También es el cuerpo tan ligero
Que se eleva sin ninguna restricción física
Evadiendo así aquella famosa ley de Einstein

Si, si y las estrellas, la música, la comida, los helados, los dulces, el chocolate y todo lo que este bolígrafo no podría escribirte con tan poca tinta

¿Por que me pasa esto a mí?
Lo detesto

Maldigo el brillo de sus labios
Odio la belleza de sus ojos
Aborrezco el hermoso y delicado vaivén de sus cabellos
Y no soporto su angelical sonrisa
Siento miedo de la perfección de su cuerpo
Y esa vos de sirena agitada
Que encanta los oídos

Me desespera que su piel sea parecida a la más fina seda de la india
Siento rabia, odio, maldigo, desespero, me enfado, grito, pateo, voy, vengo, me atrofia, me mata, me consume, quiero correr y no tengo ojos, quiero pensar y estoy atado

Si, si eso haré
Meditare
No pude
Ò cambia de religión
No tengo religión, no puedo cambiar
No tengo tesoros ni palacios
Ni forma de hablarle
No se su dirección
No se su teléfono
Y no tengo su atención
Maldita sea
¡No tengo huevos!

Lo único que tengo
Son unas enormes ganas
De besar sus calidos labios
Viva ò muerta.



Saúl Arellano O. (México)