jueves, 6 de marzo de 2008

María Arrillaga


Glorifica el pánico ante las aves negras de las pérdidas inevitables
Paséate hambrienta de fiesta en fiesta
Bebe
hasta la borrachera
En las orgías balsámicas
cultiva la alegría como campo de azucenas
Desde el conocidísimo monte de tantas carencias
desafía las cicatrices
Como negros tulipanes dramáticamente relucen tu cuerpo

Cicatrices siempre están

Como la alta nobleza las berenjenas majestuosamente bailan dentro del caldero hirviente
Profundamente ungidas con excelso aceite que puede tornarse peligroso
Y así fue
Un pedazo de piel se retuerce convertido en pedazitos de ardientes frambuesas
Quemazón aguda como una caída sobre puntiagudos arrecifes de coral
Lejano desierto alucinante de dolor más allá de los límites vuela
Un hombre en la cocina puede alborotar los nervios

Un tajo en la periferia del seno
¿Un corte innecesario acaso?
¿Descuido, como faltar a una cita por desgano?
¿Puntal, tal vez, de mera sobrevivencia?
Desfachatadamente permanece en su lugar del cuerpo desnudo
Donde orondo monta tienda para la seducción atrevida, incitante

El ancho vientre, caparazón gracioso de tortuga escogida, sutil
Se niega a que nadie ni nada lo disminuya
Incluyendo aeróbicos de cualquier tipo

Corriendo desde los muslos hasta las nalgas felices
Las olas tumultuosas
De las insolentes cicatrices estiradas de tanta paridera
Llegan hasta la bien labrada roseta que enmarca el capullo para una conversación deleitosa
De nuevo el exceso de olas
La saliva regiamente corona el pezón

De vuelta al tapiz del vientre gozoso
Pasos de paloma suavemente se imprimen en la arena
Canutillos las hendiduras deslumbrantes brillan

Para ocultar la huella del escalpelo

II

Seres silenciosos somos
Una bien entonada carcajada oda a la alegría es
Por un instante desaparecen los surcos, los nidos de sangre alrededor de los cuales suelen cantar perturbadas las ranas
perturbados los pajaritos
La fronda se vuelve fuego
Las cicatrices gozosas crecen.

III

Soy abuela
La cicatriz habita ahora el cuerpo de mi hija
¡Bendición!
Queremos pensar que todo es placer
Mientras, el dolor arropa
Anular el tiempo
El propio cuerpo
Toda humanidad previamente conocida
Por el bienestar de una vida nueva.

IV

Desgreñanada estoy
Sin baño
Obsesa
Un lujo el sueño
Advenida soy, al fin, a la gran tribu mujeril
Soy hembra, no hay remedio
Descubro un nuevo júbilo.




María Arrillaga. Poeta, ensayista y novelista. Obras principales: Yo soy Filí Melé, compilación antológica de su obra poética, EDUPR, 1999; Mañana Valentina, novela, Cuarto Propio, Chile e ICP, 1995; Concierto de voces insurgentes, Isla Negra, PR, 1998. Vive en SJ, PR y en Manhattan. Actualmente trabaja en Flamingoes in Manhattan, poesía y The Guava Orchard, memoria