miércoles, 16 de abril de 2008

María Guadalupe Morfín Otero

Poema para el agua del desierto

¿De dónde, si no del desierto
esta agua limpísima
nobleza de la escasez
este incesante flujo de un manantial
que pocos adivinan?

¿A medida de qué estamos hechos
a imagen de quién?

¿No era ésta la tierra del abrigo
el refugio de los perseguidos
el último contacto con lo familiar
al lado sur del río, la entrada
a la blancura mítica de las arenas
mecidas sierra abajo por un viento
que nunca termina de peinar pedruscos?

¿No era de aquí el vigor
del último pecho erguido de la patria
el postrer filón de una dignidad
de laboriosa pobreza
empeñada en arrancar sombras de árbol
justo allí donde sólo crece
el silencio infinito de una estación sedienta?

¿Qué no pasaba por aquí un tren
de ida y vuelta
en cuyo chirriar se oía
el rumor del diálogo
entre los pueblos del norte y los del sur?

¿No era ese el río metálico
donde la luna rielaba su pasaje
de viaje y tolerancia?
¿No era acaso nuestro el río?

¿Y cuándo y por qué
comenzó a llenarse de sangre
la hora del crepúsculo
el suave balar de las ovejas
en espera del rito?

¿Qué conjunto de trampas fue preciso
poner a la femineidad
y qué señuelos
qué cuentas de cristal
cuántas promesas y cuentos de oropel
cuánta oferta de “se busca señorita”
“vacantes” “medios turnos”
cuánto engaño:
“transporte” “guardería” “salario”
“prestaciones” “becas” “alimentos”?

¿Y qué pasó con los niños, di,
quién les contó los cuentos
y qué mano les puso un manto encima
para el frío
y por qué este silencio de los hombres
este hacerse a un lado este rencor
este cáncer de callar dolores
y la grieta en la piel por sofocar el grito y el reclamo.

Se están llevando a tus hijas
¿No dices nada?
¿Eso te han enseñado?
Y quién te dijo que los hombres no lloran
¿quién?

Porque, mira, esta agua limpísima
que da alivio a mi cuerpo
no viene del desierto
ni de ocultos manantiales
es el llanto de todos los que lloran
en esta larga noche
mientras otros afilan su impotencia
y salen, rabiosos y ebrios,
tras su cacería de ovejas.

Aquí no se oye ladrar a los perros
aquí, entre el lote baldío y el deshuesadero
sólo gime el viento
y alguien carga y viste
una a una a las niñas
que luego aparecen y nos dicen
que nada será en vano
nada
ninguna lágrima
ninguna.

Ciudad Juárez, 18 de diciembre de 2003


María Guadalupe Morfín Otero, Guadalajara, Jalisco, México, 1953. Fiscal Especial para Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas, de la Procuraduría General de la República en México. Abogada y poeta, consultora en derechos humanos. Colaboró en la fundación del periódico Siglo 21 en Jalisco y ha sido editorialista en Mural, del grupo Reforma. Fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco. Tiene tres poemarios individuales y su obra ha aparecido en antologías en español, inglés e italiano y en suplementos y revistas literarias y culturales. Fue miembro de la Comisión Ciudadana de Estudios contra la Discriminación que dio lugar al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en México. Pertenece desde 2003 a la Academia Mexicana de Derechos Humanos. De octubre de 2003 a noviembre de 2006 fue Comisionada (del gobierno federal en México) para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en Ciudad Juárez, www.comisioncdjuarez.gob.mx www.cedhj.org.mx.