Mujeres sin tiempo
Nada le salía bien
Ni siquiera los sueños
De niña coleccionaba orugas
Que se iban insensibles y orgullosas
Las arañas le mezquinaban su brillo
Los gatos el calor de sus brazos
Ella y los bichos
En carrera interminable
Por llegar a las estrellas
No importaban las trenzas
Ni la cama deshecha
Luego los placeres prohibidos
Comer la manzana
Ocultarse
Evitar la serpiente, el castigo divino
Mujer sola en batalla contra el diablo,
Sus pasiones y sus ansias
Tal vez un esposo sería el consuelo
Y unos hijos
Según lo manda la santa madre iglesia
Madre, virgen,
Sin pecado concebida
No importaba la soledad
Tampoco el silencio
Dentro, muy dentro, agazapada
Esperaba la mujer salvaje
La que iban a señalar con el dedo
La mujer intrusa, proscrita, enajenada
Dejó la cama caliente
Estranguló a sus hijos
Por fin libre
Por fin las arañas y los gatos
Iban a brillar en sus muros
En su almohada
Ella enarbolando su bandera
Coronada reina del mundo
Ahora lo es
Sentada en su trono
Recibe cada día la dosis exacta
Que la mantiene dignamente encerrada
Reina de unas mujeres sin tiempo
Empuña su cetro, luce su corona
No importan los gritos nocturnos
Ni las monjas ni los choque eléctricos
Ella es la reina y eso basta
Y es feliz
Jennie Carrasco Molina. Nací en Ambato, Ecuador en octubre de 1955. Estudié Comunicación y Facilitación en Desarrollo Humano. Trabajo como periodista en diferentes revistas ecuatorianas y dicto talleres de creación literaria. He publicado cuentos: "La diosa en el espejo" y "Cuentos de ceniza", poesía: "Arañas en mi vestido de seda" y "Del infierno al aparaíso", y novela "Viaje a ninguna parte".