martes, 1 de abril de 2008

Gloria Soto Angeles

Invitación sutil

De la luna pero no a la luna

Te ofrezco luz de luna, a veces la encontrarás diáfana, escondida y otras tantas en su plena forma, te será benigna si le das buen uso.
Precisas de esa luz que afecta -pues a la luna no le gusta sentirse usada o mancillada- a los sensatos, comunistas e intelectuales. Es la luz de los noctámbulos, insomnes, marginados, tristes y poetas; empero, es también de mujeres con llanto rezagado, perdidos sin título, dolores de parto.
Necesitas venir y embriagarte de la luna, Caballero, de nosotros los lunáticos.


Stultifera navis

Hispania me espera, cuando me marche se quedarán aquí todos mis libros, el polvo será su sustento, las palabras que guardan habrán de acribillarse unas a otras, después no quedarán sino los besos y los dolores punzantes, inéditos.
Ya lejos empezará la historia, me cuestiono con seriedad si he de borrar las noches de espanto, las tardes de espera desesperanzadora. Estertores, berridos. Habré de descocerme la sombra.
España es la garantía, quizá no de luz, ni amaneceres con promesas. Y aunque la barca sea anacrónica y el avión carezca de romanticismo, la angustia encontrará arrullo cuando la barca de los locos se redima con el mar.
Adiós piedras, adiós injustificadas tragedias.
El corazón tiembla pero el hierro habrá de ser piadoso.



Sin título

Falta nombrar al nombre de todos los nombres. Estoy hastiada de mi voz, de los vocablos inalterables, sin quebranto. Soy una convencida de que los antiguos calcularon mal: faltan palabras; un ejemplo, cómo adjetivar el sin sentido (a esta palabra deberían casarla), los sinónimos no enmiendan la negligencia de los economistas de la lengua.

En fin, me siento sinsentidosa, sinsentidora, sinsentidada.


Gloria Soto Angeles, nació el 3 de julio de 1986 en Sn. Fernando, Tamaulipas; radica en Celaya hace 17 años. Actualmente cursa el 2do. Semestre de la licenciatura de Letras Españolas en la UGTO, después de desertar dos veces en dicha Facultad y en la misma carrera. Su única publicación fue en la revista Sapere Aude, leída sólo por quienes la publican.