jueves, 27 de marzo de 2008

Paula Daniela Bianchi

Encierros
La piel es límite de fronteras envenenadas
Esas que recorren los cuerpos que no pudieron defenderse
Son cuerpos huecos
Que se desconocen en los pasillos infames
Encierran mi cuerpo
Desconozco mis huesos
Aún me queda la imaginación para recordar el afuera
Y la que era
Es la lengua que me enseña a preservarme
aquella que permite filosa rescatarme
Sí, maté pero no soy asesina
Me suicidaron el cuerpo
Mas no silenciaron mi voz
Mutilada por las cicatrices de mis compañeras
Recluida y torturada por las carceleras
No existe la ley –sí con minúscula-
Sí, maté pero en defensa propia de mis ideas
Me defendí
No me matarán
Mientras tenga voz y poesía
Soy libre en mis huesos oxidados
Soy libre en mis pensamientos
Estoy quebrada
Pero no muerta
Mi cuerpo responde en eco
al rescate de mi conciencia
Estar encerrada amiga se hace más soportable
Cuando se puede volar con la imaginación
Y ocupar la mente en apoyo
Y subvertir el orden maldito de un sistema de clausura
¡Que no se confine la huída de la reclusión!


Una mujer con arruguitas
Una abuela
AñosUna sonrisa y la complicidad en su rostro de desliza
Al ausentarse la angustia de los fantasmas de sus muertos
No quiere ser invisible
La soledad la vuelve finita
Quiere ser
Ella es noventa años de feminidad silenciada
Golpeada
no tumbadaElla es


Paula Daniela Bianchi. Buenos Aires (Argentina). Licenciada en Letras. Doctoranda (UBA). Eje de investigación “representaciones de los cuerpos femeninos y espacios de circulación urbana en el imaginario de la prostitución en el discurso literario argentino” Siempre desde una perspectiva de género.