martes, 1 de abril de 2008

Alma Leticia Saucedo Villegas

Asalto en la infancia

El viento se lleva tu paso transparente
y las garras son un vago recuerdo
te robaron pedazos de la tierra donde pisas.

Tiempo de cristal y
fragmentos de alma por siempre.

En las noches pasas la mano
sobre tu boca infantil violada
limpias las sobras
que el tiempo no olvida.

La serpiente de escalofrío
recorre en el cenit
tu espalda adulterada
cobardía de asalto
que no mostró su cara.

No hay prórroga
para el recuerdo.

Sólo tus ojos al cerrarse
guardan sensaciones
sin tiempo
ni espacio
ni olvido.


Una mujer rota*

Una mujer rota
respira entre las rejas
que detienen su pase al mundo.

Al paso del tiempo
descubre que el mundo
también existe en el encierro.
Mundo comprimido
síntesis profunda de la libre realidad
y de toda la humanidad.

La realidad aquí se encierra
gime a diario
por eso las mujeres
abandonan su alma
a dios, al canto,
la locura, lo insensible,
a la palabra, al sueño,
al amor o al odio.

Una mujer rota
detrás de las rejas
que como telaraña la atrapa.

Se arrepiente cuando puede.
Se culpa cuando duerme.
Se golpea cuando siente.
Se abraza cuando canta.
Se llora cuando mira.

Una mujer rota
entre rejas como
enjambre de avispa
se encierra en hiel.

Busca con los dedos
la piel del alma
siente el palpitar de su dermis.
Con sed ahogada
añora la piel ambulante en otro cuerpo.

Una mujer rota
en una cueva
con dos puntos de luz
al inicio, al final.

Un parpadeo inconcluso
detiene su mirada
donde la absoluta obscuridad
no la devore en
su infinito hoyo negro.



Para la mujeres rotas que habitan las cárceles.

*Nota: El título del poema se retoma de la obra de Simona


Alma Leticia Saucedo Villegas Edad: 44 años Lugar de Nacimiento: México, D.F. Lugar de Residencia: San Nicolás de los Garza, N.L., México. Estudios: Licenciatura en sociología y Maestría en Trabajo Social. Desde 1998 ha ofrecido talleres de lectura y escritura diversas colonias populares; Consejo Estatal de Menores; CE.RE.SO. de Cadereyta.