jueves, 13 de marzo de 2008

Dorian Jesús Valencia Jiménez

Sacrificio

Su faz se cubre de una tristeza infinita
abismal, esa tristeza que lo devora todo;
o por mera incapacidad o abstinencia
o porque se ha vuelto ciego el hombre
deja que se marchite su juventud y felicidad
de aquellas que no merecen sino agua de vida.

Y las ha abandonado este pérfido, lacrimoso, mundo
que a causa de su paso brilló.

¡oh mujer! ¡oh el mundo! ¡mientras se congela el sol!

Mientras que arde un volcán, ella sufre el desvelo
se sus nocturnas horas en plegaría por ti;
mientras que el terrible monstruo de la guerra aplasta todo
ellas son quienes hacen el mayor de los sacrificios,
brindan a las maliciosas guerras del hombre
con afán vano de poder
a la majestuosa obra de vida que brota de su vientre
el amor de su semilla fructificada por su descomunal afecto,
anhelando la paz a costa de su padecer.

Helas ahí, prodigas hijas del mundo, a veces postradas
abatidas por sus propias afrentas, en pie. Siempre.

¿cómo podría mujer alguna pretender que está sola,
guardando corazón tal en cuyo interior se encuentra
la mano de Dios?

Y me pregunto cuándo nosotros los “hombres”
ofrendaremos merecido galardón a las mujeres.
Nuestra comprensión.


Dorian Jesús Valencia Jiménez
Tengo 26 años de edad, nací en México D.F, hasta el día de hoy he escrito dos libros; el primero a los 19, una novela trágica para obra de teatro llamado “Cuando la muerte se enamora" y el segundo un compendio de relatos cortos llamado “Ácidos cuentos de hadas” que empecé en noviembre del 2006. Ambos registrados ante INDAUTOR.