lunes, 18 de febrero de 2008

Beatriz Teresa Bustos

La calle es una boca de silencios, abierta,
que aturde a los oídos de la espera.
Un ojo rojo quema el tiempo bajo el haz de
luz como una luciérnaga.
Las agujas tienen clavado el suspiro
impaciente y no lo deja escapar del rostro
que tiene, pienso, piel de azucena.
Los tacos se le clavan en los talones
y presumo le duele hasta la mollera.
La puedo ver desde mí, entre las rendijas
de mis vivencias.
Qué diferencia hay entre esta que se oculta
y ella, tal vez la edad, la piel deslucida,
las caderas, los senos cansados,
la máscara grotesca que cada noche crea
para mudar la apariencia.
La historia que arrastra, la sucia paga por la entrega,
los instantes de amor que vende sobre lechos extraños
y con mucha suerte sobre sábanas de seda.
La irrespetuosidad gratuita,
las miradas que la someten a la ofensa,
le dirán te amo o le susurraran perra,
de que color son sus ojeras,
crudas de luna u oscuras de pena.
Cuántos frutos habrá cercenado en sus
primaveras, llorara su estrella de meretriz
o reirá descaradamente para mentirse como
se mienten los esclavos su obediencia.
Con regazo de madre me ampara la noche
sabedora de mis pasos fingiendo que los acepta.
Me duelen los talones.
El farol de la esquina
ya denuncia mi silueta y debo marcharme.
Esta noche duerme la indecencia.
Cierro mi abrigo y me alejo
de los ojos opacos de la vidriera.
La otra,
también se marcha por la senda paralela.




Beatriz Teresa Bustos. Nació en Villa Nueva, Córdoba Argentina. Ha publicado en forma artesanal sus libros Vetrsos sencillos, poesía –1995, Exilio nterior, poesía – agosto 2003, Lobezna dramaturga, poesía agosto 2005, Beberse el último sorbote las sombras, poesía y narrativa- diciembre 2006 Ha participado en antologías en Argentina y Uruguay, revistas literarias. Cuenta en su haber con premios y distinciones nacionales e internacionales