lunes, 25 de febrero de 2008

José Blanco

Souvenir de Ciudad Juarez

Soñé que inauguraba una exposición en la sala municipal del Casino. En el centro de la sala, una peana solitaria bajo una luz cenital. La única pieza expuesta era un objeto de apariencia insignificante, un cilindro rojo decorado con algunas líneas geométricas de colores diversos. La muestra se completaba con la proyección a gran escala del interior del cilindro, en el cual se había insertado una micro-cámara a tal efecto. Sin embargo, ambos elementos, objeto y proyección, ocupando espacios distintos.
El objeto debía ser manipulado por los visitantes. Examinaban su interior acercando el ojo a un extremo, al tiempo que lo iban girando. Era un caleidoscopio. La proyección mostraba las bellas formas y colores del interior del tubo: cambios geométricos de cuerpos femeninos en detalle (senos, vulvas, nalgas, labios…) El alto contenido erótico del sueño se ve alterado por los restos de sangre, cabellos y uñas rotas desplazados en cada nuevo giro.
Esa “artística” instrumentalización del cuerpo de la mujer nos convertía en cómplices a quienes visionábamos las imágenes y a quién, mirando a través del caleidoscopio, accionaba la danza macabra de los cuerpos fragmentados.

(Barakaldo, 2007)

José Blanco (Barakaldo-Bizkaia, 1965) es poeta visual y discursivo. Ha sido distinguido con los premios “Arcipreste de Hita”, de Alcalá La Real (Jaén), y “Mariano Roldán”, de Rute (Córdoba), publicando Las obras de la mar. Las obras del amor y Cuaderno de bitácora, respectivamente, a los que siguieron Mira mi corazón preso en el ámbar de los instantes eternos y Las nubes. Desde 1999 que coordina la revista de ensamblaje Metamorfosis.