martes, 1 de abril de 2008

Fernando González Oviedo

Inmovilidad cotidiana,
Silencio roto solo por un tictac.

En tu reducido espacio
los minutos gotean espesos
a la espera de lo irrevocable

Los rayos de sol de la ventana
caen fútiles sobre las extremidades muertas
sin provocar reacción en ellas

Las imágenes que vuelven una y otra
vez a tu cabeza renovando la pesadilla diaria.
Dos instantes contiguos: el aquí y el entonces.
Cruzas la calle en un día soleado,
al momento siguiente… ¡la colisión!
La masa metálica que golpea, que desgarra
vértebras, huesos, sueños y mañanas.
Fuego que se estrella en el cerebro sumergiéndolo
en oscuridad.

Al despertar, encuentras que tus dos mitades han
quedado aisladas por un abismo que
la ciencia no puede salvar. Encuentras la ironía
en que el monstruo sobre ruedas te condene a
desplazarte sobre ruedas también como un
contagio, en que sus partes metálicas hayan
penetrado tus entrañas ultrajándote.

Siete pisos más abajo vislumbras una salida,
La forma de escapar a la frustración del movimiento,
a la humillación de las funciones fisiológicas
asistidas.
Si tan solo pudieras reptar hasta el borde donde
silba el viento…

El sonido de una puerta interrumpe tus
meditaciones. Unos labios tibios en tu frente te saludan
con la lozanía de la fruta mientras anuncian: Ya estoy aquí.

Y tú sabes que en tu camino despoblado de altares,
de plegarias sin resolver, has encontrado un motivo para
prolongar la jornada…
Al menos un día más.



Fernando González Oviedo Alcántara es Ing. en Computación nacido en 1968. Ha tomado talleres de Creación Literaria y Narrativa en la SOGEM. Sus colaboraciones han sido publicadas en El Informador y Público y en algunas revistas independientes.