martes, 1 de abril de 2008

Segismundo Fernández Tizón.

Sola

La casa está vacía, a no ser por los gatos
que a la señora alegran el corazón a ratos;
es una casa inmensa, pues era para dos,
pero se quedó sola, cuando le dijo adiós…
.
Él era un mal poeta, un hombre sin encanto,
mas sabe que ninguno la quiso jamás tanto;
se fió de palabras, de risas, de otros hombres,
pero ahora, en las noches, aún solloza su nombre.
.
Recuerda aún sus besos -¡qué tonta fui, qué tonta,
por creer que aquel hombre era de poca monta!-
y un estremecimiento de tristeza se aferra
a un corazón herido que ahora besa la tierra.
.
Se le fue para siempre… Por la ventana abierta
aún le lanza dos besos, con las manos ya muertas
de abrazar los suspiros que deja tras de sí
mientras llora gritando: “¡Por favor, vuelve a mí!”
.
Pero no, ya no vuelve… el hombre que la amaba
se cansó de aquél juego que la dama jugaba;
recogió los pedazos de un corazón deshecho
y los guardó por siempre debajo de su lecho.
.
Un gato ronronea entre los libros viejos
mientras limpia de telas de araña los espejos.
Truena afuera. Por ella, hoy llorarán las nubes.
Dormirá susurrando “¡¿Por qué no lo retuve?!”
.
Y la anciana se abraza a sus poemas viejos
pensando en aquel hombre que aún la ama, lejos,
y se siente hoy muy sola, por enésima vez,
y el mundo gira y gira… se agarra a la pared,
.
una lágrima amarga es su último consuelo…
(¡¡Allá voy, amor mío…te esperaré en el Cielo!!)
pues sabe que ha llegado su final… ¡vaya suerte,
hoy no dormirá sola… la acompañará la Muerte!.
……
Un hombre, en la taberna, ante el obituario,
se estremece de angustia, y estrangula el diario.
“¡Ha muerto!” -un susurro, no lo vayan a oir,
que hay que ser muy discreto, hasta para morir…-.
.
…¡Pobre muñeca rota, pobre mujer sin vida,
a pesar de la muerte, sigue siendo querida…!
Él termina su copa y se va con su mujer…
lamentando una historia que jamás pudo ser.


Segismundo Fernández Tizón. vivo en la gallega provincia de Ourense, en España, y espero que este pequeño granito de arena hecho con amor a la poesia y con el ánimo de echar una mano en un proyecto como éste, sirva para lo que debe servir un poema: combatir la indiferencia. Gracias por la atención.