lunes, 24 de marzo de 2008

Mirna Estrella Pérez

Diabolics
I
Si quiero desprenderme de todas las suciedades,
tengo que sentarme,
preferiblemente en los escalones
que llevan a las compuertas de mi casa,
ser sincera conmigo misma.
Tengo que desatarme la blusa
para que te sea posible,
desde la distancia sinvergüenza en la que te encuentras,
vislumbrar la silueta de este Diabolic que cargo por dentro.

II
No hay nada sensual en mi desnudez, Cristian, mis hermanos ya lo saben. Me miran con poco interés cuando me alcanzan las hojas sueltas que la ventolera arrastró lejos de mí. No quieren tener idea de mis dolores, insinúan que no les dejo tropezar en libertad, que hemos vivido juntos demasiadas historietas de Abeles y Caínes como para comenzar a preocuparnos por el paradero del otro, cuando éste es más incierto que nunca.

III
Yo tengo la intención de ser estudiada, triste mío, como cuando se abren las piernas para que los helados instrumentos del médico espulguen la matriz maldita de la estéril. Era mayo. ¿Me vería desde allí, en aquella tarde tormentosa después de la caída? Él y otros intentaban salir del cesto de basura, yo les cantaba para poco a poco llevarlos a dormir, para poder regresar a mi cuarto, vencida, sabiéndome fría vasija donde se pudren las frutas.

IV
Hay un apego emocional entre la palabra agresiva y yo. Sólo está la verdad adulterada en los labios del hombre, de toda la raza anómala que somos. Sólo está la verdad adulterada en mis propios labios de suspendida en el aire.

V
Nunca me creíste, ya es el día 19 y voy de la mano conmigo. La gente sonríe, porque es lunes y hace sol. Creo que una parte de mí ha nacido, agosto tras agosto, desde que te conozco. Hija del látigo soy y, como buena hija, repito los rituales de la infancia, los que me obligan a dormir de día, cuando el resto de la humanidad ama y produce.

VI
Son las sombras, te dije alguna vez. Las sombras aguardan detrás de las cortinas a que se debiliten los ojos, para hacerme caricias en los pies, para empujarme, un poco más allá de mis genes, a la locura.


Mirna Estrella Pérez, nació y vive en Puerto Rico desde el 1978. Tiene editado el poemario Ecos de Eva, 2005, en Ediciones Atenas, Barcelona, España. Fue mención de honor del VII Certamen de Poesía: “Pilar Paz Pasamar”, de Jerez de la Frontera, España, con su obra “Antífona” y obtuvo el Accésit en el I Certamen Concursalia de Poesía, ciudad de Barcelona 2007, con el libro: Manifiesto sobre las tristes.