martes, 1 de abril de 2008

Griselda Elizabet Encina

Arco iris sobre mi tapera

Cicatriz de la última primavera contemplada,
se desparrama en el aire con infantil ternura.
Ay donde quedo enmudecida mi juventud dolida
aflora la existencia de mi pequeña niña.
Mi propia vida se desangra día a día
en la miserable tapera que yo vivo,
sin tener más refugio que el olvido
al dolor inmerecido, que se disfraza
cuantas veces quiere reencontrarse conmigo.
Aquí estoy...luchando, sufriendo, sobreviviendo,
intentando volar contra la corriente para llegar al cielo.
A veces mi cuerpo rosa con otros
en el pasillo, la escuela, el comercio y
en total indiferencia, nadie siente mi existencia.
¿Qué hemos hecho mi madre, mi hija y yo
para estar sepultadas en el olvido?
Yo vivo con hambre de vida digna.
Mis alas están rotas no pueden emprender vuelo.
Ya no hay lágrimas que caigan por mis mejillas
ni sueño más alto, que ser yo misma.
Aquí estoy...luchando, sufriendo, sobreviviendo
intentando volar contra la corriente para llegar al cielo.
Del seno donde me he formado, traigo el latido
que nacido del corazón de mi madre, clama en gritos:
¡quiero ser mujer por que para eso he nacido!
Si continúan lastimando mis alas doloridas,
no podré volar, caminaré, me arrastraré
y seguiré tragando polvo del camino.
Y mientras pueda unir mi padecer a otras mujeres,
no bajaré mis brazos ante la lucha,
aunque este rota y tenga heridas, seguiré diciendo:
Aquí estoy...luchando, sufriendo, sobreviviendo
intentando volar contra la corriente para llegar al cielo.
Pues si conoce usted lector medicina a mis heridas,
escríbalas en versos multicolores,
le suplico por tantas mujeres rotas
que nos cruzamos en su camino.
Pués recitados algún día se elevarán y
tal vez pronto estén en aquel trozo de cielo,
que contemplamos usted y yo todos los días.
Entonces al levantar mi vista dolorida en el tiempo,
hallaré un arco iris, sobre la tapera en que yo vivo.

Griselda Elizabet Encina Edad: 33 años, Argentina , Profesora de Jóvenes y Adultos
griseldaencina@yahoo.es